EL PODER QUE TIENE PEDIR
En esta vida, todos tenemos un gran derecho que nos ampara siempre. El poder de pedir lo que deseas en cada momento, siempre siendo consciente que no es una cuestión únicamente individual conseguirlo, si el otro decide no darlo.
La forma más simple, directa y clara de obtener algo, en todos los momentos de la vida, está en el acto de pedir. Cuando queremos desayunar en un restaurante hacemos la petición y se nos concede porque hay una obligación de ser servidos por el otro.
Pero que ocurre en el resto de los momentos. Le podemos pedir a nuestra pareja ese desayuno que nos gusta y en las ganas de otro estará el darlo si quiere o no. Hagamos extensible entonces a todo tipo de situaciones el poder de pedir.
La esencia misma de acto de pedir, lleva a la libertad de querer algo que otro o tú mismo quieres obtener. Y al mismo tiempo se da ese instante de libertad para darlo o no sin crear en ti un sentimiento de culpa, o castigo por no hacerlo caso a la petición. Ambas partes somos libres de dar cuando se quiere, y es más eficiente si se hace desde una simple petición.
El acto de pedir siempre es situacional.
Aceptar si queremos algo en este momento, porque lo necesitamos, y que si se lo pedimos al otro lo conseguimos más rápidamente, hace que no perdamos nuestro tiempo en hipótesis mentales que nos llevan al error de ponernos en mil de situaciones en el lugar del otro, cuando lo más directo es preguntarlo en formulación de petición y esperar la respuesta ante ese momento concreto que se necesita.
Sea cual sea la dirección del acto de pedir, en ambos casos, se obtienes respuestas siempre de dos tipos, un SI o un NO que acaba con la duda. Es el camino más corto, es la solución más rápida ante cualquier tipo de dilema.
El cómo enfocarlo desde el que pide o al que se le pide, es igual, solo depende de si quieres o no darlo y tenerlo. En ambos casos el ser LIBRE DE DECIDIR es lo más grande, porque nos hace RESPONSABLES A NOSOTROS MISMOS DEL ACTO POSTERIOR. Si lo das porque quieres, dejas de tener que reprocharlo o quejarte por haberlo dado. Y dejas de castigarte porque no recibes aquello que quieres.
PIDAMOS LAS COSAS PARA SIMPLIFICAR NUESTROS ESQUEMAS MENTALES Y VIVAMOS CON LA DECISION LIBRE DE LO QUE SUCEDE, SIN MAS. El otro siempre cuenta con su parte de satisfacción por dar lo que quiere sin que por ello, se ponga en riesgo la relación.