De entrada solo pronunciar la palabra MIEDO ya nos pone en alerta, de algo negativo que va a suceder.
Debemos calibrar bien esa sensación, ya el miedo es una emoción básica que tenemos como seres humanos, que nos ha ayudado eficazmente a la hora de la evolución como especie. Sin ese miedo positivo a estar en alerta, no hubiéramos podido sobrevivir ante los peligros que se nos presentaron. Peligros todos que si tiene un denominador común: ALGO NUEVO POR DELANTE QUE EXPLORAR.


Ya fuese un sabor nuevo, un lugar nuevo, o cualquier aspectos que no fuera conocido, nos despertaba ese bloqueo, en forma de miedo. ¿Por qué ocurre esto?, uno de los enfoques más adecuados, nos plantea el dilema de salir de la zona confort o zona de seguridad, donde todo está bajo un control automatizado, y donde todo ocurre sin que nos alerte demasiado.
Ante este momento, es natural que aparezca la curiosidad, la búsqueda de novedades en nuestra vida, para evitar caer en la decidía y la monotonía. Comenzamos a querer probar algo diferente, y entonces esa curiosidad por solo, nos despierta el miedo.


Salir de lo cotidiano y rutinario siempre es positivo, y esa sensación de miedo a que hay detrás de esa puerta por explorar. Debemos tener cautela sin más, y probar, teniendo en cuenta, que lo que realmente se esconde, es nueva posibilidad, que no podemos ni siquiera tener una expectativa creada al respecto, es NUEVO Y NO LO CONOZCO y será positivo en la medida que desee salir de la rutina, y no pierdo nada abriendo la ventana, se ventila la habitación de nuestras vidas y entra aire fresco.

¿Cuándo entonces aparece ese miedo con carácter negativo?

Cuando nos PARALIZA, ni nos planteamos si quiera acercarnos lo mas mínimo a probar cosas diferentes porque anticipamos que eso será malo, porque saldrá mal, todo tipo de excusas que nos auto imponemos para quedarnos quieto sin experimentar libremente aquello que siempre será SUMAR EXPERIENCIAS Y LECCIONES EN NUESTRA VIDA.
Que igual que nos ayudaron como especie a comprobar en primera persona lo que nos gustó, a nivel individual nos enseñara que es agradable o desagradable. Siempre es mejor probarlo en primera persona sin más, porque nos hará bien conocer esa experiencia, y porque el simple hecho de arriesgar no dará un plus de valentía, seguridad, confianza y vida que no se experimenta dentro de la zona rutinaria.

En definitiva, EL MIEDO QUE NOS PARALIZA NOS DEBILITA Y NOS EMPEQUEÑECE, nos limita a vivir y a sobrevivir en nuestro día a día.

Si queremos conocer a otra persona y por el miedo ni siquiera le hablamos nos perderemos la posibilidad de saber que piensa el otro de ti. Si no hacemos lo que nos apetece nunca conoceremos realmente nuestro limite en la vida, y solo se vive una vida es mejor arriesgar, con la única cautela de no sufrir daños, y vivir lecciones que seguramente serán enriquecedoras.